Él

Detesto algo en él, la forma en la que cree que siempre tiene la razón... y definitivamente yo nunca; no me malinterpreten, él lo es todo para mi, pero tiene ese algo que no soporto.
Evito hacer cosas o pedirle cosas que me pueda sacar en cara o usar en mi contra, prefiero que piense que nos quedamos a estudiar.
Nunca estoy bien para él, lo que hago tampoco, la manera como me voltea todo es insoportable, siempre tiene que ser a su manera.
Con él nunca puedo decir lo que realmente pienso, tengo que medir mis palabras.
Lo peor de todo es de que cree que es condecendiente, que es flexible conmigo y que yo debería estar agradecida. A su lado no dejo de sentirme como niña chiquita, que no es capaz de hacer nada, que, a comparación de sus amigos, nunca puede salir ni ser visitada.
Cada visita es un interrogatorio, cada llamada me es pasada con tono acusatorio; cada hora fuera del horario significa mi telefono con el buzón lleno de llamadas.
Cada desliz en un comentario se me es juzgado.
No fumo, no termino en estado de ebriedad, siendo sincera salgo muy poco; bajas notas no tengo en la universidad, un clásico sabado durmiendo me pueden encontrar, estudio una carrera de la que no se pueden quejar... soy catéquista, y los domingos voy a misa...
Tener toque de queda estando en la universidad es rídiculo, dar un paso en falso lo es más.
Me siento una niña más, pero no una normal.